En la Edad Media y en el Renacimiento se consideraba la muerte desde cinco puntos de vista principales, que sin duda influyeron en las representaciones artísticas:
– La muerte puede sobrevenir en forma brusca e inesperada a personas de toda edad y condición;– La fama terrena es transitoria, como sentencia poéticamente, entre otros, Jorge Manrique: ¿Qué se hizo el rey Don Juan? Los infantes de Aragón ¿qué se hicieron? ¿Qué fue de tanto galán, qué de tanta invención como trajeron?– La belleza física, que decae con el envejecimiento, desaparece con la corrupción del cuerpo después de la Muerte;– Al fin de los tiempos habrá una liberación final desde la tumba para presentarse al Juicio Final, en el que se recibirá premio o castigo sin fin, según las obras de misericordia hechas u omitidas durante la vida;– Las oraciones, misas, buenas obras y donaciones obtienen indulgencias en sufragio de las penas del Purgatorio.
Aquí tenemos un fragmento de un poema de Jorge Manrique llamado "Complas por la muerte de mi padre"
Este mundo bueno fue si bien usáramos de élcomo debemos,porque, según nuestra fe,es para ganar aquél que atendemos.Aun aquel hijo de Dios, para subirnos al cielodescendióa nacer acá entre nos, y a vivir en este suelodo murió[...]
Y un fragmento del poema de Agustín Delgado, llamado "La muerte del padre se alza en la ventana"
Los hijos del padre cruzan las calles,el globo de la tierra gira sobre sus ojos.Están para estallar pero no sollozan.Sonríen pero están para partir.[...]
A través de los siglos que estamos considerando, como hemos visto se aprecia que distintos artistas asignaron distinta categoría al personaje de la Muerte: algunos lo visualizan como un ente derrotado por la muerte y resurrección de Jesús, otros como un enviado de Dios para castigar a los pecadores e instar a otros a que se enmienden, otros como un exterminador independiente que arrasa a débiles y poderosos, representándolo incluso como jefe de un ejército o llevando corona y séquito como un rey, a quien los poderosos rinden pleitesía.
Actualmente en la llamada sociedad del bienestar, los jóvenes parecen sentirse fascinados por la muerte. Tal vez por carecer de excesivos problemas reales (hambre, guerra, miseria) pagan mucho dinero por practicar deportes de aventura, algunos de gran riesgo, como el rafting o el puenting, que les provocan la emoción de estar a dos pasos de la muerte. Esto se asemeja a lo que hacían algunos intelectuales románticos, que en el siglo XIX viajaban a escarpados parajes alpinos para asomarse a escalofriantes simas -bien sujetados con una cuerda o agarrados a una baranda de hierro-, donde su imaginación podía mirar a la Parca a los ojos. Este concepto tan curioso como es el de la muerte nos da esta idea de que se fue modificando a travéz de generaciones y que al comparar el concepto mediaval con el actual ahora parece que la muerte no se tome tan en serio para gran parte de nuestra sociedad, o talvez, tiempo atrás se tomaba muy en serio, tanto que las personas vivían con mas miedo a este suceso curioso por solo el hecho de no saber, que hay más alla, la pregunta eterna hasta el día de hoy.
Emmanuel Carluccio, Maximiliano Rozen, Lucas Lopez, Williams Barrios, Pablo Paz y Jéssica Lemus.
miércoles, 15 de abril de 2009
4 comentarios:
Jorge Manrique
(1440-1479)
"Coplas por la muerte de su padre"
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte 5
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer, 10
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado, 15
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar 20
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos 25
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir; 30
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos 35
y los ricos.
Invocación:
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones, 40
que traen yerbas secretas
sus sabores;
A aquél sólo me encomiendo,
aquél sólo invoco yo
de verdad, 45
que en este mundo viviendo
el mundo no conoció
su deidad.
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada 50
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos, 55
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos. 60
Este mundo bueno fue
si bien usáramos de él
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquél 65
que atendemos.
Aun aquel hijo de Dios,
para subirnos al cielo
descendió
a nacer acá entre nos, 70
y a vivir en este suelo
do murió.
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos, 75
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados 80
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
Decidme: la hermosura, 85
la gentil frescura y tez
de la cara,
el color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para? 90
Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal 95
de senectud.
Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y modos 100
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen! 105
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.
Los estados y riqueza
que nos dejan a deshora, 110
¿quién lo duda?
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda.
Que bienes son de Fortuna 115
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa. 120
Pero digo que acompañen
y lleguen hasta la huesa
con su dueño:
por eso nos engañen,
pues se va la vida apriesa 125
como sueño;
y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá, 130
que por ellos esperamos,
eternales.
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos, 135
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta 140
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
Si fuese en nuestro poder 145
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan glorïosa,
angelical, 150
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cativa,
dejándonos la señora 155
descompuesta!
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos, 160
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados, 165
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.
Dejemos a los troyanos,
que sus males no los vimos 170
ni sus glorias;
dejemos a los romanos,
aunque oímos y leímos
sus historias.
No curemos de saber 175
lo de aquel siglo pasado
qué fue de ello;
vengamos a lo de ayer,
que también es olvidado
como aquello. 180
¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención 185
como trajeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos? 190
¿qué fueron sino verduras
de las eras?
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores? 195
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas 200
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?
Pues el otro, su heredero, 205
don Enrique, ¡qué poderes
alcanzaba!
¡Cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus placeres
se le daba! 210
Mas verás cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él 215
lo que le dio!
Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan febridas, 220
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados, 225
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
Agustín Delgado
"Poema La Muerte Del Padre Se Alza En La Ventana..."
La muerte del padre se alza en la ventana
sale al espacio vestida de blanco.
Por las escaleras interiores golpea su cuerpo
descendido a hombros bajo espesa madera.
Los hijos del padre cruzan las calles,
el globo de la tierra gira sobre sus ojos.
Están para estallar pero no sollozan.
Sonríen pero están para partir.
La energía del padre yace en el vaso de agua,
en la mesa de noche de las salas de espera.
La chaqueta del padre vaga por los percheros,
no es símbolo, no es viento, no es amor.
La madre de los hijos inflama la pared
con una luz roja y con una luz roja.
La memoria deshace las miradas.
Mariposas clavadas con alfileres.
La sombra del padre se disuelve en la atmósfera,
habita las galaxias, los macizos blancos.
La madre de los hijos y los hijos del padre
cavan una tumba en el corazón de la tierra.
Muy interesante artículo. Quería aprovechar esta oportunidad para que entren a la siguiente página pra que observen el arte de Marilyn Manson un gran artista!!!
http://marilynmanson.com/art/
Espero que les guste este tipo pinta estas maravillas en el piso de su pequeño taller en su pequeña casa eso es reañmente varorable ya que a pesar de sus millones no deja de ser un tipo ,distinto, pero corriente y amable.
Maximiliano Nicolás Rozen
Hola.
Tengo que admitir que este artículo es mas interesante y curioso de lo que yo esperaba.
Me sorprendí al leer los distintos puntos de vista de la muerte en la antiguedad y al leer que ya desde la misma se implementaba el riesgo a la muerte para ver que se sentía y sentir esa sensaión de estar a un paso de la muerte física.
Yo personalmente opino que cuando me muera me iré al cielo por haber aceptado el sacrifisio que Jesus(El gran hijo de Dios) hizo por los pecados del mundo(o sea por todos nosotros,vos, yo, todos) en la cruz.Luego en el cielo seré juzgado por todas las cosas que hice para Dios y por las que no hice.
Insisto, todo esto es mi idea personal, o sea, lo que yo opino,y respeto totalmente al que no opine lo mismo que yo, porque por algo el ser humano tiene libre albedrío.
También digo que a mi no me hubiera gustado vivir en las épocas antiguas, en las cuales la incertidumbre con respecto a este tema era mucho mayor y las muertes eran mucho más dolorosas y crueles, sin mencionar las muertes provocadas por las grandes y famosas torturas que se hacían como castigo en la antiguedad.
Solo pido que si a los encargados del blog no les gusta mi comentario o consideran que no es apropiado, me lo digan antes de tomar cualquier decisíón con respecto a dicho comentario.
Atentamente.
Sebastián Romano C.N24 4º 2º T.M.
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